¡Bienvenido a Marruecos! Tras aterrizar en Casablanca, te llevarán en chófer a Rabat desde el aeropuerto. Regístrate en tu lujoso alojamiento, y luego conoce la ciudad con la ayuda de tu conductor y guía.
Cuando se te abra el apetito, almuerza en un lugar delicioso que se adapte a tus gustos. Como capital de Marruecos y hogar de la familia real, Rabat rezuma glamour imperial, desde reliquias de imperios pasados hasta restaurantes contemporáneos especializados en alta cocina. Si te apetece comida tradicional, considera la posibilidad de aprovechar la increíble generosidad del Atlántico. Incluso en la medina encontrarás delicias fresquísimas, como ostras saladas y cremosos erizos de mar. Sea cual sea tu paladar, tu guía te dará una excelente recomendación sobre dónde disfrutar de tu primera comida.
Acaba la comida explorando el barrio de Oudaya, pintado de azul y encaramado sobre el océano Atlántico. La Kasbah de los Oudayas, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, es la joya de la corona de este enclave, así que explora el complejo o pasea por sus exuberantes jardines andalusíes, y regresa a las murallas para disfrutar de una vívida puesta de sol. Visitarás la Torre Hassan, uno de los edificios más magníficos de la dinastía almohade. La Torre Hassan, una curiosidad de monumento, es el minarete de una mezquita del siglo XII, un elevado proyecto de construcción que finalmente se abandonó.
Después de deambular por las ruinas, visita el Mausoleo de Mohamed V, que sirve como muestra estelar del intrincado trabajo de azulejos, mosaicos y artesanía que verás por todo el país. Esta noche, disfruta de la robusta escena culinaria de Rabat. Encontrarás buena comida marroquí por toda la ciudad, pero si buscas algo más continental, dirígete al barrio de las embajadas de la Ciudad Nueva (justo al interior de la medina) para probar algunos de los mejores restaurantes franceses e italianos del país.