Cascada de Skógafoss
Nuestra jornada comienza en la impresionante cascada de Skógafoss. Esta cascada, que cae en cascada desde antiguos acantilados costeros, tiene una impresionante altura de 60 metros y presenta como telón de fondo el volcán Eyjafjallajökull. La mera magnitud del descenso hace del Skógafoss un espectáculo hipnotizador, que desprende una fuerza extraordinaria. Los visitantes tienen el privilegio de contemplar las cataratas desde dos puntos de vista distintos. A nivel del suelo, puedes acercarte al borde del agua tanto como te permita tu comodidad, sumergiéndote realmente en su potencia. Para los que busquen una aventura rebosante de energía, existe un ascenso moderadamente exigente de 527 escalones que conduce a una plataforma elevada en lo alto de las cataratas. Desde esta posición ventajosa, se despliega una perspectiva panorámica a vista de pájaro, que abarca el reino inferior y permite vislumbrar las tierras altas del norte, incluidos Fimmvörduhals y Thorsmork.
Pueblo costero de Vík
Situado al este de Skógarfoss, el pintoresco pueblo de Vík adorna el paisaje. Esta encantadora aldea es famosa por su pintoresca iglesia y las cautivadoras vistas de las formaciones rocosas marinas de Reynisdrangur. A pesar de sus pequeñas dimensiones, Vík constituye un cálido refugio para que los vagabundos cansados de los viajes rejuvenezcan y recuperen su vitalidad. Además, es una excelente oportunidad para adquirir recuerdos de artesanía local, que encapsulan la esencia de tu estancia en Islandia. A pocos minutos a pie del pueblo, un sereno sendero conduce a la playa de arena negra de Vík. Aquí, tendrás un encuentro íntimo con las pilas marinas de Reynisdrangar, un espectáculo que los más místicos de entre los lugareños atribuyen a trolls petrificados.
Playa de Arena Negra de Reynisfjara y Acantilados de Reynisdrangar
La playa de arena negra de Reynisfjara es una maravilla icónica de las maravillas naturales de Islandia. Reconocida por National Geographic como una de las mejores costas no tropicales del planeta, esta playa muestra arenas de ébano, modeladas por la incesante interacción con rocas volcánicas desgastadas por el mar. Junto a este espectáculo, los visitantes se encuentran con la enigmática y sobrenatural pared de columnas de basalto, una tradición islandesa que consiste en ascender a estas columnas para conseguir una pose pintoresca. Una cautivadora cueva adorna también esta costa, sirviendo de espléndido telón de fondo para fotografías de boda, y no es difícil ver por qué. Este lugar ofrece un punto de vista alternativo tanto de Reynisfjara como de Dyrhólaey. Sin embargo, ten cuidado al navegar por esta zona, ya que las olas rastreras pueden ser impredecibles. Las instrucciones de seguridad de tu guía son inestimables en este contexto. Dada la naturaleza a menudo indómita y azotada por el viento de los alrededores, es de suma importancia que te asegures de ir adecuadamente vestido con ropa de abrigo.
Glaciar Sólheimajökull
Sólheimajökull, un glaciar de salida que se extiende desde el extenso casquete glaciar de Mýrdalsjökull hacia el norte, ofrece una visión convincente de los efectos del cambio climático. Esta lengua glaciar, que se extiende 8 km desde su casquete glaciar de origen, no sólo presenta unas vistas panorámicas impresionantes, sino también pruebas contundentes de los cambios medioambientales. Toda la región posee un encanto de otro mundo, donde el hielo consagrado por el tiempo se desvela de nuevo cada año que pasa. Sin embargo, debido al continuo deshielo y retroceso del glaciar, lo que antes era un breve paseo hasta el glaciar se ha transformado en una caminata de 20 minutos. Sorprendentemente, entre 2000 y 2015, el glaciar retrocedió casi 1 km. Este deshielo acelerado ha grabado rasgos intrigantes en el paisaje, como morrenas, montañas escarpadas, grandes rocas y una modesta laguna glaciar. La cautivadora tonalidad del hielo experimenta una transformación dinámica, mostrando a menudo un distintivo tinte azul tras las lluvias. La vasta extensión de la zona permite a los visitantes vislumbrar el poder transformador que estos colosales glaciares han ejercido sobre el terreno a lo largo de los años.
Cascada de Seljalandsfoss
Sensación de Instagram, Seljalandsfoss acapara la atención por su famoso sendero que serpentea alrededor e incluso detrás de la cascada. Esta cautivadora cascada, de 60 metros de altura, ejerce un atractivo magnético y es una de las más visitadas de Islandia. El agua que alimenta este magnífico espectáculo procede del (in)famoso volcán Eyjafjallajökull, cubierto por un glaciar. A poca distancia, a sólo unos cientos de metros de Seljalandsfoss, se encuentra uno de los tesoros ocultos de Islandia: la cascada de Gljúfrabuí.
Como en todo el itinerario del día, es imprescindible llevar un chubasquero y calzado resistente. Aventurarse por detrás de la cascada garantiza mojarse, así que conviene ir bien preparado. Para terminar el día, Seljalandsfoss es nuestro último destino del día. Comenzaremos nuestro tranquilo viaje de vuelta a la ciudad y te dejaremos al final de la tarde.