Ciudades imperiales, aventuras en el desierto y senderismo por el Atlas - 11 días

¡Bienvenido a Casablanca! Si sólo visitas un lugar en Casablanca, la capital comercial de Marruecos, que sea la Mezquita de Hassan II. Situada en un lugar pintoresco sobre el océano, su minarete de 210 m (690 pies) es el más alto del mundo. Aunque el exterior y los alrededores son impresionantes, lo que hace que esta mezquita sea aún más singular es que es una de las pocas mezquitas del país en las que se permite la entrada a los no musulmanes. Participa en una visita matutina a la mezquita y maravíllate ante su fina artesanía: piedra y madera talladas a mano, intrincados detalles en el suelo de mármol y techos dorados.

Aventúrate hacia el norte, a la ciudad imperial y actual capital de Rabat. Explora la fortificación medieval de la Necrópolis de Chellah y pasea por las ruinas romanas e islámicas. Entra por la gran puerta de la Kasbah des Oudaias en el casco antiguo de Rabat. Desde allí, visita los Jardines Andaluces del siglo XX y disfruta de un espacio sereno lejos de las multitudes. Descubre la Torre Hassan, un minarete de la incompleta mezquita y Mausoleo de Mohamed V. Un proyecto del siglo XII que fue abandonado y del que sólo quedan el minarete y unas 200 columnas-estructuras de soporte de la mezquita.

Dirígete al norte, a la llamativa ciudad azul de Chefchaouen, en las montañas del Rif. Antes de llegar a Chefchaouen, puedes hacer una parada para caminar (de 2 a 3 horas) a través de una exuberante vegetación y pequeñas pozas para disfrutar de las Cascades d'Akchour (Cascadas de Akchour), una joya oculta. Por la tarde, relájate en la encantadora Chefchaouen. En su mayor parte intacta desde el siglo XV, Chefchaouen ofrece un ambiente relajado con algunas de las gentes más amables del país y es conocida por sus edificios de tonos azules en su histórica medina (casco antiguo). Explora sus callejuelas y callejones que se aferran a la ladera norte de las montañas.

Descubre la Plaza Outa el-Hammam, la plaza principal llamada así por el número de hammams (baños públicos) que solían rodearla. Busca un restaurante o un café para comer algo, antes de recorrer las numerosas tiendas que ofrecen artículos tradicionales. Visita la Gran Mezquita y la kasbah (antigua fortaleza o fortificación) y recorre el jardín de la kasbah, el museo e incluso algunas de sus antiguas celdas. Al caer la tarde, sube por el sendero que lleva a la abandonada Mezquita Española blanca (de 20 a 30 minutos) para disfrutar de una última vista de Chefchaouen mientras el sol se oculta tras las montañas.

Levántate temprano para hacer fotos de las calles sin gente antes de salir hacia Fez. Haz un alto en el camino en las ruinas de Volubilis, protegidas por la UNESCO, las más lejanas de los romanos en África. Pasea por el complejo, explorando casas de mercaderes con sistemas de calefacción aún intactos, templos y muchos mosaicos in situ. Continúa hacia la versión más pequeña y menos concurrida de Fez, Meknes, para conocer tu segunda ciudad imperial histórica. Los dos principales puntos de interés son la Ville Impériale (Ciudad Imperial) y la medina. No dejes de visitar la puerta Bab al-Mansour, el Mausoleo de Moulay Ismail y las Caballerizas Reales.

Continúa hacia el este hasta tu tercera ciudad imperial, Fez. Con su impresionantemente grande (y algo confusa) medina antigua, Fez es una ciudad en la que merece la pena perderse. Antes de aventurarte en la medina, sube la colina para tomarte el tiempo de visitar las Tumbas Mereníes, situadas justo al norte de la ciudad, y disfruta de la vista panorámica de la histórica Fez y sus alrededores. Desciende la colina y dirígete a tu riad (una casa tradicional marroquí con jardín interior) donde podrás disfrutar de una deliciosa cena y relajarte por la noche.

Fez es la más antigua de las cuatro Ciudades Imperiales de Marruecos y quizá la más interesante y emocionante de explorar. Posee la medina más completa del mundo árabe y está relativamente intacta desde su fundación hace más de 1000 años. A menudo considerada la capital cultural del país, se compone de tres partes, dos barrios medina, Fez el Bali y Fez el Jdid, y la más moderna, de influencia colonial francesa, Ville Nouvelle. Reúnete con tu guía y pasa medio día aprendiendo sobre la historia y la cultura mientras recorres las estrechas calles de las medinas.

Empieza en Fez el Bali por la puerta de Bab Boujeloud y entra en la calle principal de Talâa Kebira. Observa la arquitectura de influencia española y tunecina mientras te abres paso entre tiendas y zocos (mercados). Visita la Tenería de Chouara y maravíllate ante las numerosas vasijas de piedra llenas de tinte y los hombres que siguen trabajando con técnicas centenarias. Después, admira los intrincados azulejos zellij de la Madraza Al Attarine, del siglo XIV, antes de dirigirte al Mellah (antiguo barrio judío y cementerio) de Fez el Jdid. Si tienes tiempo, visita la Ville Nouvelle para descubrir el espectacular cambio arquitectónico.

Empieza el día temprano y viaja hacia el sur, en dirección a Merzouga. Por el camino, subirás y superarás el paso del Col du Zad (2.178 m o 7.146 pies) y atravesarás los bosques de cedros de las montañas del Atlas Medio. Disfruta del avistamiento de los monos macacos de Berbería locales antes de parar a comer en Midelt (la "ciudad de la manzana"), saboreando el cercano río Moulouya. Continúa por el paso de Tizi n'Talremt y adéntrate en el valle del Ziz, conocido por sus oasis ocultos y sus grupos de palmeras. A lo largo del camino, verás muchas casas fortificadas conocidas como ksars, construidas para proteger mercancías preciosas, como oro, sal y especias.

Continúa hacia Erfoud, conocida por su festival del dátil y la extracción de fósiles. Aquí podrás visitar un colectivo local para aprender más sobre el proceso y conocer a algunos artesanos locales. A continuación, sigue hasta Erg Chebbi, un extenso mar de dunas de arena que cubre una superficie de 35 km2. Nunca inmóviles, las enormes dunas cambian y se desplazan en función del viento cambiante. Al llegar a Merzouga, súbete a tu camello para atravesar las dunas hasta tu campamento ya preparado. Sube a una duna cercana para contemplar la puesta de sol antes de volver al campamento para disfrutar de una deliciosa cena, relajándote junto a la hoguera.

Contempla el amanecer antes de alquilar una tabla de sandboard para poner a prueba tus habilidades. Abandona las dunas y dirígete a Khemliya para conocer un pueblo saharaui tradicional, cuyos habitantes son originarios de Mali. Continúa hacia el oeste para atravesar una espectacular puerta y llegar a Rissani. Ciudad mercado, Rissani celebra una subasta de ganado y alberga un "aparcamiento de burros", ¡un sitio que merece la pena (oír) y experimentar! Dirígete a la ciudad desértica de Tinerhir antes de llegar al desfiladero del Todra, de 300 m de profundidad. Tendrás tiempo para explorar la garganta y relajarte en las frescas aguas del poco profundo río Todra.

Viaja hacia el oeste a través de Boumalne Dades y el Valle de las Mil Kasbahs. Aunque muchas están ahora en mal estado, las familias locales siguen viviendo en algunas de ellas. Puede que incluso te cruces con nómadas pastoreando sus animales. Dirígete al oeste, a Kela'a M'gouna. Conocida por su Festival de las Rosas, aquí podrás ver extensas tierras de cultivo bordeadas de fragantes rosales. Continúa hacia el oeste hasta Ouarzazate, una puerta al desierto del Sahara popularizada por la industria cinematográfica. Únete a una visita a un estudio y descubre cómo los paisajes desérticos cercanos han aparecido en muchas películas. Los cinéfilos pueden visitar el Museo del Cine.

Viaja a la cercana Aït Benhaddou. Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, se cree que Aït Benhaddou data del siglo XI, época en la que ocupaba una posición importante en la ruta comercial transahariana entre Marrakech, Ouarzazate y el desierto del sur. Sigue las callejuelas hasta el Granero para contemplar los paisajes circundantes. Desde allí, asciende por la cordillera del Alto Atlas y busca el pico más alto, el monte Toubkal (4.167 m o 13.671 pies). Detente cerca de la cima del paso de Tizi n'Tichka (2.260 m o 7.415 pies) para disfrutar de las vistas de la cordillera.

A medida que desciendas por el Alto Atlas, notarás un cambio drástico en el clima y el paisaje. Pronto formarás parte del ruido y el clamor de la última ciudad imperial, Marrakech. Tras un largo día en la carretera, instálate en tu hotel y pasa el resto de la tarde como quieras. A primera hora de la noche, la plaza principal, Jemaa el-Fna, cobra vida con músicos, artistas, encantadores de serpientes, juegos y puestos de comida, un sinfín de diversiones. Si quieres disfrutar del espectáculo desde la distancia, elige uno de los muchos cafés que rodean la plaza y disfruta de una taza de té a la menta y una comida.

Apodada la "Ciudad Roja" por sus muros y edificios de arenisca roja, Marrakech fue en otro tiempo una importante capital comercial de las tribus de las montañas del Atlas, y sigue siendo una apasionante antigua ciudad imperial. Situada al norte de las estribaciones del Atlas, Marrakech alberga la plaza más concurrida de África, Jemaa el-Fna. Comienza a explorar la antigua medina de Marrakech, empezando por la Mezquita y Jardines de la Koutoubia. Aunque los no musulmanes no pueden entrar en la mezquita, merece la pena ver sus cimientos del siglo XII y su minarete de 77 m (253 pies). Visita las fuentes y estanques del jardín contiguo.

Deleita tus sentidos explorando el complicado laberinto de zocos, escondidos detrás de restaurantes y tiendas corrientes. Echa un vistazo a Souk el Attarin, Souk Chouari y Souk Smata para ver una selección de especias, artesanía en madera y babuchas (zapatillas tradicionales marroquíes). Visita el Souk des Tenturier o zoco de los tintoreros para ver cómo se tiñen las telas y los hilos con métodos tradicionales. A continuación, admira el bello ejemplo de arquitectura islámica marroquí de la Madraza Ben Youssef, una escuela coránica del siglo XVI, y fíjate en los detalles ornamentales de su interior: techos de cedro tallado, yeso esculpido y azulejos de zellij.

Hoy te aventurarás hacia el sur de Marrakech, a la pequeña ciudad de Amizmiz, en las estribaciones de las montañas del Alto Atlas (aproximadamente una hora al sur). Dedica tiempo a explorar el modesto mercado del casco antiguo antes de unirte a tu guía de montaña para recorrer las estrechas carreteras y los caminos de herradura de las colinas circundantes. Camina entre pequeños pueblos bereberes y observa a los agricultores y pastores locales mientras cuidan de sus animales y del paisaje. Puede que incluso veas a niños de camino a la escuela o de vuelta de ella, que suelen compartir unos pocos pueblos cercanos.

Haz una parada y disfruta de un almuerzo con una familia local y adéntrate en su vida cotidiana mientras aprendes a hacer pan casero. Continúa tu excursión por la tarde antes de regresar a otra casa bereber local, donde te recibirán para cenar y te proporcionarán una habitación para pasar la noche.

Desayuna con tus anfitriones antes de despedirte y emprender el camino. Continúa explorando el paisaje local y otras ciudades cercanas antes de regresar a Marrakech.

Al llegar a Marrakech, explora la zona de la kasbah, al sur de Jemaa el-Fna, y visita las Tumbas Saadíes y descubre la artesanía de 500 años de antigüedad que se empleó en su construcción. Visita los jardines hundidos del Palacio de El Badi, del siglo XVII, mientras te abres camino por la mellah hasta el Palacio de la Bahía, del siglo XIX. Si tienes tiempo, quizá quieras visitar el Museo Dar Di Said (también conocido como Museo de las Artes Marroquíes) para ver exposiciones de ropa, antigüedades, joyas y decoraciones hispanomusulmanas bellamente talladas en madera de cedro tallada.

Dependiendo del momento, completa las compras de regalos y recuerdos de última hora antes de encontrar la Koubba Almorávide del siglo XII. Único monumento almorávide que se conserva, construido durante la dinastía almorávide, la Koubba fue redescubierta en 1948.